Rudolf, vicelehendakari

Cuando el hijo de Lalo decidió prescindir de la figura del vicelehendakari, un cargo que siempre ha existido en el organigrama del Gobierno Vasco, se apuntaron razones de simplificación administrativa (“aplanamiento de estructura”, llegaron a llamarlo) y se manejaron los mas peregrinos argumentos para intentar convencernos de que el cargo había tenido “bicho”, pero que el “bicho” en cuestión no había aceptado…

Hay quien dice, sin embargo, que las razones son más sencillas todavía: A la carrera, desbordado por la responsabilidad y deseando no ofender al poderoso e insumergible secretario de organización del PSE-EE, tampoco pretendía ningunear a quien se perfilaba como su mayor apoyo dentro del nuevo gabinete, la flamante consejera de Justicia y Administración Pública, Idoia Mendia, esposa a su vez de Alfonso Gil, concejal del Ayuntamiento de Bilbao, miembro de la Comisión Ejecutiva de Euskadi y aparatchik de pro.

Sin embargo, en la reunión de ayer sobre la cacareada y demorada (y coja) transferencia de las políticas activas de empleo quedaba claro que donde manda patrón… En efecto, un sillón que debería haber estado ocupado bien por la responsable de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, bien por la encargada de la negociación de transferencias, Idoia Mendia, lo estaba por quien, a pesar de su pregonada “querencia por la discreción”, aparece ya clara y públicamente como el hombre fuerte del gobierno de López.

Al menos, en este gabinete de nulidades, viejas glorias amortizadas, independientes fallidos y ambiciosos emergentes deseosos de hacer carrera, ya sabemos el teléfono de quién hay que marcar cuando queramos discutir algo de sustancia:

Efectivamente, el de Ferraz 70.