Los anglosajones denominan con los palabros del título aquellas situaciones en las que nuestras explicaciones o teorías se refieren no ya a la realidad que es, sino a la realidad como nos gustaría que fuese.
Un maravilloso ejemplo, por lo extremo, de wishful thinking (así como de probables dificultades de comprensión) lo encontramos hoy en un articulo de Antonio Casado publicado en El Confidencial, muy ecuánime, centrista, ponderado y no nacionalista medio digital dirigido por Jesús Cacho.