Un argumento que empañó la gestión del ex-alcalde Alfonso Alonso fue su escasa dedicación al trabajo duro. Se le acusaba de excesiva querencia por la rueda de prensa, la inauguración de cualquier tontería, el canapé profuso y ciertos hábitos nocturnos muy discutibles en una ciudad de provincias. Llego a hablarse, en el colmo de la maledicencia, de su presunto recorrido a cuatro patas de la barra de un conocido pub vitoriano. Patxi Lazcoz quiso venderse como todo lo contrario: ese político responsable que desde las siete de la mañana estaba al pié del cañón. Pero la carne, amigas y amigos, es débil.
Hacemos repaso (y para ello basta con echar un vistazo a los periódicos) de la nómina de cuchipandas en las que ha participado el alcalde vitoriano en la última semana:
- 14 de mayo: Recepción municipal a las juntas administrativas con motivo de la festividad de San Isidro. En una semana complicada el alcalde no quiso dar la cara ante los medios en su rueda de prensa semanal pero sí que se tomó un vino con los agricultores
- 13 de mayo: Inauguración de una exposición de portadas de El Correo Español en la plaza de la Provincia. Nuevamente el alcalde suspende una rueda de prensa sobre la complicada contratación del nuevo edificio de oficinas municipales pero no se pierde el sarao de Vocento.
- 10 de mayo: Entrega del premio de periodismo Eurobask con pertinente comida en el restaurante El Portalón
- 9 de mayo: Participación en el reparto de tarta a estómagos ávidos de comida gratis que El Correo Español organizaba con motivo de su centenario
- 8 de mayo: Copas variadas y tejas de Tolosa para acompañar la proyección de «Metrópolis» con motivo de la inauguración de la semana de cine europeo, donde el alcalde acudía básicamente para aplaudir a la ministra Garmendia y Patxi López.
- 7 de mayo: Inauguración de la primera Feria de Empleo, agasajamiento al ministro Chaves con motivo de su participación en un foro de gobierno locales y luego a tomar rebujito a la fiesta andaluza de la primavera organizada por el Centro Séneca
- 5 de mayo: recepción vespertina a los participantes en el Foro de los Gobiernos Locales
Todo esto no deja de ser un mero calentar de motores de cara a la superparranda de la capitalidad aprovechando el 30 aniversario (una fecha no muy redonda salvo en su propia grafía). Ahí si que va a echar el resto, por mucho que Azkuna no acepte la invitación. A los conciertos ya anunciados seguramente habrá que sumar algún reparto de viandas (fundamental para satisfacer al voto provecto) alguna decoración alegórica, alguna inserción publicitaria… todo revestido de la pertinente cutredad que ha venido caracterizando este tipo de conmemoración. Veremos a cuánto asciende la minuta de tanta celebración vacua pero la cuenta ya supera generosamente los 100.000 eurazos.
El caso es que aquel alcalde supuestamente madrugador, crítico con los excesos nocturnos, defensor de la contención en el canapeo parece haber caído en los mismos pecadillos que su predecesor Alonso. ¿Dónde quedó la legendaria frugalidad de Cuerda?
Una vez más, el PPSOE nos enseña que sus representantes están más a la jarana continua (Lazcoz, López) que al trabajo serio por el que han destacado otros como nuestro legítimo y desterrado lehendakari, Ibarretxe.
Estos del PPSOE han venido a AjuriaEnea o al Ayuntamiento por cuestiones de Estado, pero mientras tanto se lo pasan de madre.
La mayoría, abrumadora mayoría de todos ellos, lo hubiese pasado muy mal en sus vidas si no llegan a tener al partido correspondiente a sus espaldas.
Son más vagos que la chaqueta de un guardia. Desde Nicolasito Redondo, hasta López pasando por los Oyarzabal, Lazcoz, Barrio, Arriola, Basagoiti y compañía no levantan todos juntos una empresa ni ayudados por toda la corte celestial. Tal vez les fuera mejor en alguna de hostelería. Pero eso si, a base de mucha subvención.
Contaba un jubilado montañero su sorpresa el pasado otoño, cuando vio a Iñaki Arriola, Consejero de Transportes del G.V., cogiendo setas en un monte gipuzkoano a las seis de la tarde un día entre semana.
Lo que si que es cierto, es que es más sano eso que andar de cuchipanda como los otros.