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Si a mí me hieren sin saber yo bien porqué; si, además, hieren de gravedad –y de por vida- a un pariente cuando venían a por mí; y si, no conformes con ello mis secuaces, debo cubrir mis espaldas, por si acaso quieren rematarme. Con todo eso, yo no perdonaría nunca, más que probablemente, a quienes me han subsumido en esa situación, estén estos en activo, o estén en paro técnico. Desde esa perspectiva, entiendo a Ruiz Urchegui en su mensaje de rabia, enviado en exclusiva a Vocento. No logro entender, sin embargo, porqué justo ahora esta puesta en público de su desazón, justo ahora que sus secuaces/ejecutores han decidido tomarse un descanso que todos deseamos sea definitivo; y porqué de esa madera tan mediática.

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Y Ares en la calle

De Otegi (y también de Permach y Álvarez) podrá cada cual opinar como quiera. ¡Faltaría más! Eso es secundario. Lo que ya no es tan accesorio, ni siquiera una cuestión doméstica del MLNV es que a un señor lo encarcelen por realizar el discurso que podéis oír en el vídeo. Entre tantas miles de personas hubo quien dió vivas a ETA. Y ¡zas!, Otegi al trullo. Pues del contenido de la intervención quizás sí se pueda entender porqué lo condenaron a las mazmorras.

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Hipocresía mundial

No puedo menos que sentir cierta repugnancia ante los gigantescos ejercicio de hipocresía que estamos viviendo ante la elección del chino Liu Xiaobo Nobel de la Paz, y las imágenes del rescate de mineros chilenos transmitidos en vivo y en directo a todo el mundo mundial.

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A por las otras responsabilidades

Pues que voy a estar de acuerdo con el BOA (Boletín Oficial de Ajuria Enea) en que el proceso mediático-polítco-judicial por lo que ellos han denominado casos Miñano (De Miguel) y Espionaje (Telleria) debiera continuar adelante, aún en el caso de archivo judicial por falta de indicios o pruebas suficientes que dieran soporte a las acusaciones. Debiera seguir porque existen claras implicaciones políticas de los medios (hay ocho periodistas imputados) y de los partidos a los que aquellos prestan sus portadas y titulares. ¿Cuánto de lo publicado ha sido mentira y difamación? ¿Cuánto de lo publicado ha sido con el único objetivo de dañar a unas siglas determinadas, sin tener en cuenta, en ningún momento, la presunción de inocencia y el honor de los otros imputados? ¿Por qué habríamos de correr un tupido velo ante una campaña claramente orquestada desde El Mundo, El País y Vocento con intencionalidad política manifiesta?

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