Decía Santa Teresa de Jesús, a cuenta de cómo las gastaban en Hispanistán con los iluminados que decían tener visiones trascendentes de lo divino no sujetas al control de la doctrina y la jerarquía, que “…andan los tiempos recios”, en lo que puede suponer el mayor ejercicio eufemístico en cualquier lengua, viva o muerta.
Es imposible hacer un examen toxicológico a los restos de la supuesta santa. Probablemente hasta el Agente Grissom habría tenido problemas a la hora de discernir entre el ADN propio de la mística y el de cierto enano cabrón de voz aflautada, quien también está canonizado por una rama disidente de la misma superstición, probablemente por el milagro de haber tardado mil años en morirse, hecho extraordinario fehacientemente comprobado por Joaquín Sabina.
Lo que sí parece es que la santa abulense visitó espiritualmente el infierno en más de una ocasión, aunque no se sabe si llegó a situar su localización en Ferraz (probablemente no, pero ya se sabe cómo son estos viajes astrales: lo que menos importa es la localización espaciotemporal), porque si en algún sitio andan los tiempos recios es en la sede del Sindicato del Crimen, donde la debacle social y electoral ha provocado una situación de anomia tal que haría estremecerse de placer a Durkheim.
En ausencia de liderazgo, proyecto, ideología, o simplemente por la urgente necesidad de recolocar a los más destacados de entre sus fieles, los miembros de la secta pesoeística han recurrido a los rituales chamánicos a los que están acostumbrados, y aunque no se puede asegurar que utilicen substancias psicoactivas, parece probable que más de uno y de dos hayan consumido los mismos productos que hacían que la pitonisa de Delfos balbuceara sus oráculos.
Claro que esto de preguntar a drogodependientes qué curso de acción hay que tomar tiene sus riesgos, como descubrió el rey Creso de Lidia, a quien le profetizaron que si iba a la guerra con Persia, moriría un rey. Y allí fue todo ufano sin percatarse de que no iba a ser precisamente Ciro el Grande a quien le iban a limpiar el forro.
Algo de eso ha debido de barruntar el Lehendakari en lugar del Lehendakari, Ares el Infame, quien se ha apresurado a negar rotundamente los desvaríos dionisíacos de Rubalcaba, asegurando que López jamás será –mal que nos pese- “número dos del PSOE”, demostrando de ese modo quién manda realmente en la rama peseística de la Iglesia de la Pesoeología.
El otro místico de la ecuación, San Txusito de la Izquierda Abertzale, ha debido de comerse algo muy chungo que le he provocado un mal viaje, pues el Sumo Sacerdote del PPSOEismo, el Gran Oficiante del matrimonio Ares-Basagoiti, ha decidido que lo que los vascos necesitamos es una Constitución propia “que no entre en conflicto con la Española”, y que eso de consultar al pueblo qué quiere ser de mayor sólo “divide y enfrenta” a la sociedad, planteamiento que ha recibido el aplauso de las piedras y los lagartos, tal vez porque lo ha enunciado en el desierto donde ya lleva más de 40 años habitando en total soledad y predicando a los escorpiones, las serpientes y otros bichos.
Al final, la ortodoxia se impondrá, como siempre, una vez que los guardianes de los Libros Sibilinos hayan dejado jugar a gusto a los niños, pero mientras tanto siguen volando los cuchillos a la espera de elegir a un nuevo Reverendo Jim Jones que lidere los Templos del Pueblo.
Te estás ganando un paraguazo
Sigo preguntándome cual es la verdadera función del señor del paraguas en ese partido. Aun así, lo tienen muy bien pensado en el sindicato, Flexiguren es el que hace de avanzadilla con sus fumadas y sus ideas de los mundos de Yupi, Ares no habla pero maquina por debajo, y Pastorcillo vigila la retaguardia soltando espumarajos rabisos contra esos malditos nacionalistas del PNV. vaya banda…