Huelga sí, pero de verdad

Que no, que paso. Que yo soy autónomo y no me da la gana de hacer el puto paripé engrosando la lista de borregos que van a ir detrás de la pancartita sostenida en primera fila por los trabajadores privilegiados, auténtica nueva aristocracia, que conforman los que se han enchufado en los “sindicatos”.

¿Que queremos protestar contra la reforma laboral? Vale, perfecto. Estoy totalmente de acuerdo. ¿Que esta reforma es el penúltimo paso antisocial del partido único que gobierna en Hspanistán? Joder, eso ya lo sabemos todos.

Desde la época de Felipe, con las negociaciones para la adhesión de Hispanistán a lo que entonces se denominaba “Comunidad Económica Europea”, el partido único PPSOE vio que ya que no podían competir en absolutamente nada con el resto de países que entonces formaban la CEE decidió que, al menos, podían intentar atraer inversiones ofertando lo único que sí tenían o, por o menos, podían conseguir: mano de obra barata.

Así Carlos Solchaga salió un buen día anunciando la, legalización de las ETT, una semana después de salir en la misma televisión pública avisando de la ilegalidad –bueno paralegalidad– de esas mismas empresas que te contratan por horas y donde han encontrado un auténtico chollo todos esos licenciados en sociología que hasta entonces se morían de hambre, los únicos a los que les sirve de algo.

Como el fraude de la famosa “colza”, una intoxicación por pesticidas organofosforados pero que se decidió tapar porque a ver si encima la CEE iba a prohibir la exportación de hortalizas, el otro fraude masivo fue traicionar a los trabajadores –no a todos, claro está- y abocar, sobre todo a las nuevas generaciones de licenciados y jóvenes con sobreformación a la precariedad más absoluta y al paro a medio plazo.

Todo esto, claro está, con la colaboración estelar de unos sindicatos subvencionados –comprados- con dinero público cuyos “líderes” no han dado jamás un puto palo al agua, y que dado el decreciente número actualmente de personas en activo, se han convertido en nada más que lobbies de funcionarios.

Y me da igual que me hablen de esa supuesta “mayoría sindical vasca”. No hay parados defendidos por los sindicatos, sino que sólo se dedican a montar pollos en la función pública. A los demás (parados, eventuales, autónomos y microempresarios) ya les pueden ir dando por el culo.

Así que no me vengan con milongas, que saben perfectamente que lo único que van a conseguir y lo único que pretenden el día 29 es chupar cámara. A los currelas que paseen detrás de la pancarta de los jetas vividores saben perfectamente que les van a sodomizar igualmente. Y a los no-currelas (en la concepción Orwelliana de no-personas) ya les dan por el culo constantemente ante la complacencia de los sindicatos.

¿Que quieren huelga general? Vale, pero ¿cuáles son los objetivos de esa huelga? ¿Evitar la reforma laboral? Pues hagámoslo. Hagamos una huelga que paralice el sector público y privado hasta que claudique el gobierno de Rajoy, no una kalejira a mayor gloria de Txiki Muñoz y Ainhoa Etxaide. Paralicemos el país si es necesario hasta lograr los objetivos confesados por los pesebreros sindicales.

Un día de kalejira, con unos servicios mínimos del 35% no es más que un circo. Y ya hay bastantes payasos sosteniendo la pancarta como para además reírles las putas gracias a quienes tienen el riñón más cubierto que la jubilación de Florentino Pérez. Pero es que yo no soy funcionario y al igual que los parados y los pequeños empresarios que se juegan las alubias todos los días, no tengo nada que perder.

El problema es que esos sindicatos “de clase” –de clase “alta”- sí que tienen que perder, y mucho, si realmente plantan cara a lo que dicen de boquilla combatir.

Un puto día de paga menos para los borregos que secunden la huelga no hace demasiado daño. El problema es la cantidad de gente que no tiene ni siquiera ese día de paga, la gente de la que los “sindicatos” pasan olímpicamente y, mucho me temo, los asalariados privilegiados no quieren ni oír hablar.

Que os den por el culo.