“Zero landfilling”

“Se puede engañar a pocos todo el tiempo, o se puede engañar a todos poco tiempo, a no ser que seas de Bildu”

En este asunto de las basuras, a diferencia de Javier Vizcaíno, creo sinceramente que prima el interés económico y de imagen de Bildu que una reflexión seria sobre qué mecanismos utilizar para cumplir con las directivas y recomendaciones de la Unión Europea.

Tratar de intoxicar a la opinión pública afirmando nada menos que los que nos oponemos a la patochada antieconómica y antiecológica del negociete bildurti del PaP pretendemos que Gipuzkoa se convierta en algo así como una transposición de la excelente película de animación Wall-E, es casi tan absurdo como afirmar que “Bizkaia pronto tendrá un problema con sus residuos” (Urizar, se desconoce si con o sin el antebrazo de Permach insertado en el recto), o tratar de hacernos creer que un simple sistema de recogida, demostrablemente caro, contaminante, antieconómico y que depende de la vigilancia y el control social y de la imposición de sanciones exorbitantes, hasta tal punto que es contestado en Bruselas por exactamente las mismas razones que en Gipuzkoa –el lamentable y antihigiénico espectáculo a la napolitana de bolsas llenas de mierda desparramadas por las calles sirviendo de buffet libre a la fauna coprófaga-, es poco menos que la panacea a las consecuencias del hecho incontestable que los humanos –y los demás seres vivos, de paso- generamos residuos producto de nuestro consumo, residuos que es necesario eliminar del ecosistema.

Bildu, empecinado en mantener a toda costa su pelotazo de las basuras a través de su empresa Garbitania se encuentra en una alocada huida hacia adelante, creyendo que la escenificación, la pose y la chulería del “a ver quién tiene cojones de pararme” basta para hacer olvidar que cada semana se contradicen a sí mismos y que este tema les está haciendo tanto daño social y políticamente que al menos han decidido que les sirve para intentar tapar su estrepitoso y monumental fracaso en la gestión de cualquier otro ámbito que se supone “de su competencia”.

Mienten en las cifras de reciclaje, pues tan pronto afirman “reciclar” el 80% de los RSU como pretender llegar al “objetivo del 70% de recogida selectiva”. O una cosa o la otra, chavales, pero las dos a la vez no puede ser. Como tampoco puede ser anunciar a bombo y platillo “el cierre de vertederos” y, al mismo tiempo, anunciar que, en definitiva y dado que ya la mierda no se puede barrer bajo la alfombra de Bizkaia, no va a haber más remedio que abrir otros nuevos donde arrojar la basura al ecosistema.

Todo esto mientras afirman sin sonrojarse que su “modelo” cumple con las recomendaciones de la Unión Europea (esa a la que hace muy poco se oponían por constituir la “Europa de los mercaderes y el capital”), cuando la principal recomendación es, precisamente el “Zero landfilling” que da título a este post: Cero vertidos, algo que Bildu incumple flagrante y deliberadamente con el objetivo de llenar las arcas de su sociedad “pública” Garbitania con todo el dinero público que puedan, mientras enchufan a sus comisarios políticos de vigilantes sociales en la Bildugestapo –o KGB- de las basuras.

Y como saben que esta patochada no aguanta un solo asalto ante las Juntas Generales, intentan como sea dar un golpe de Estado en Gipuzkoa relegando a las JJGG nada menos que a la condición de convidado de piedra de las decisiones del Politburó bildurti, escenificando “adhesiones” y negando lo que prometían en campaña electoral: la participación ciudadana, al más puro estilo del fascismo del que nacieron y que destilan y destilarán hasta que la sociedad se harte de sus patochadas, su demagogia y su nefasta y egoísta existencia.