Iñaki Anasagasti Olabeaga, Senador por Bizkaia de EAJ-PNV
Antonio Cánovas del Castillo no fue un político español cualquiera. En el siglo XIX, fue el político conservador clave, autor de la restauración monárquica en la figura de Alfonso XII y de una Constitución, la de 1876, que acentuaba el centralismo, suprimía los Fueros vascos, aprobaba el Concierto Económico, obligaba a los jóvenes vascos a realizar el servicio militar, y establecía la soberanía compartida en las Cortes con el rey. Fue primer ministro, historiador, diplomático, parlamentario y murió asesinado, curiosamente, en Mondragón (Gipuzkoa) hará éste 8 de agosto 115 años. Lo mató Michele Angiolillo, anarquista italiano, en venganza por la muerte de los anarquistas detenidos en Barcelona a raíz del atentado contra la procesión del Corpus. Fue quien dijo aquello de que “cuando la fuerza crea estado, la fuerza es el derecho”.
En el verano de 1895 sucedió el hecho que cuenta el sacerdote don Juan de Izurrategi, en carta dirigida el 26 de Noviembre de 1930 a don Alejandro de Gallastegi:
“Salía yo de la misa parroquial de las once de la mañana, cuando recibí el “Bizkaitarra”; lo desplegué e iba leyéndolo hacía el establecimiento (de Santa Águeda), y en esto me llama la atención un señor, don Emilio Nieto, director de penales y gran amigo de Cánovas, y me dice: “Señor cura, ¿también usted lee ese indecente papelucho?” A lo que contesté: “Tengo a mucha honra el leerlo, pues Sabino es un íntimo amigo mío, y además condiscípulo en cinco años de bachillerato en Orduña, y quiero empaparme bien de su doctrina y de las nuevas orientaciones de los vascos”. Y seguí leyendo. El señor Nieto me replicó: “Ahora mismo se lo voy a decir a Cánovas”. A lo que contesté: “Puede usted decírselo; pero yo no dejaré de leerlo”.
Poco después me encontré con Cánovas, y aunque me miró como de reojo, no me dijo nada. Estaba en Santa Águeda tomando sus aguas.
A los pocos días vinieron de Bilbao no sé sí los diputados conservadores, canovistas o lo que fuesen, a saludar a Cánovas, y estuvieron con él buen rato; y como en aquellos días se hablaba mucho de Sabino Arana, debió preguntar a los visitantes quién era. Un amigo mío que estaba presente oyó que le decían: “Ése es un loco, un perturbado”. A lo que contestó Cánovas: “Ese no es un loco; ese ve mucho y muy lejos».
Todo empezó en Larrazabal
Tenía Sabino 27 años cuando un grupo de bilbaínos a los que llamaban “euskalerriacos” le pidieron que explicara de qué iba eso de “Bizkaya por su Independencia”». Eran cuatro trabajitos sobre las batallas de Padura, Otxandiano, Gordexola y Munguía, las «cuatro glorias patrias» que analizaban también las uniones de Bizkaya con Castilla. El libro provocó un revuelo en aquel Bilbao de fin de siglo y unos veinte caballeros de los que acudían a la tertulia de la Botica de Cortina, le invitaron a una apari merienda en el txakolí de Larrazabal donde aquel joven visionario expuso las bases de su doctrina. Aquellas gentes bienpensantes consideraron demasiado atrevidas sus palabras y Sabino bajó triste y preocupado con su hermano Luís de Larrazabal.
Pero no era hombre de amilanamientos. A los cinco días salía una hoja volandera, «Bizkaitarra», que empezaba a ser la artillería de su pensamiento. Tanto fue así que el periodiquito tuvo 32 números. Las denuncias, los procesos y la cárcel, lo hicieron inviable. Recordemos que en 1894 no existía internet ni los móviles y todo era a pulso y con mucho esfuerzo. ¡Menudo mérito!.
Entretanto se habían producido dos actos de interés.
Se rendía un homenaje al Orfeón Pamplonés en Gernika el 16 de agosto de 1893, día de San Roque.
Sucesos, porque dentro de los actos, en la comida, se produjeron gritos de «¡Abajo la preponderancia de Castilla! ¡Abajo la centralización! ¡Viva Euskeria independiente!» y algunos «mueras explosivos» por la tarde, y debido a la actitud provocativa de algunos miembros de la «entidad caciquil», que dice Gorostartzu refiriéndose a la «Sociedad Guerniquesa», dio motivo a un serio incidente durante el cual fue arrebatada la bandera española y quemada en la calle.
El segundo hecho de interés fue la “Sanrocada”.
Los diputados navarros que dieron la batalla contra los proyectos antiforales regresaban de Madrid el 18 de febrero de 1894.
El autor de estos proyectos era el ministro Gamazo, de aquí el nombre de la «Gamazada», con que se recuerdan los incidentes.
La primera estación de Navarra a que llegaban los diputados forales era Castejón. Y no les esperaban aquí solamente los navarros, sino otros muchos vascos de distintas procedencias que venían a manifestarles su solidaridad. Había un grupo bizkaino, en el que estaban Sabino y Luis junto con siete correligionarios suyos, portadores de una bandera blanca con letras rojas que decía lo siguiente: «Jaun-Goikua eta Lagi-Zarra. -Bizkaitarrak agur eiten deutse Naparrei.- Dios y Ley Vieja-Bizkaya abraza a Nabarra».
La acogida fue entusiasta, y bizkainos y nabarros se fundieron en un abrazo memorable.
Y Sabino siguió trabajando y estableció el primer centro de reunión y formación en el segundo piso del número 22 de la calle del Correo, esquina al Boulevard en Bilbao, y aquí se izó por primera vez la bandera de Bizkaya, la actual ikurriña. La habían diseñado los dos hermanos.
Eran las seis de la tarde del día 14 de julio de 1894.
Al día siguiente se eligió Junta Directiva, con Sabino al frente. Los que se asociaron llegaron al medio centenar. Este fue el primer núcleo que logró reunir el luchador bizkaino. Se adoptó el lema de «Jaun-Goikua eta Lagi Zarra», y como programa, el de la confederación de los siete estados históricos vascos: Araba, Benabarra, Bizkaya, Gipuzkoa, Laburdi, Nabarra y Zuberoa, con igualdad de derechos y deberes de libertad para separarse.
Los lazos confederales se reducían al orden social y en el de las relaciones con el exterior, adoptándose el euskera como idioma oficial.
La apertura de este centro produjo una conmoción en Bilbao.
Fue objeto de denuncias; ya hemos mencionado la que le llevó a juicio, la presentada por el ex-concejal, Filomeno Soltura.
Y fue clausurado el 13 de setiembre de 1895.
Fundación del Partido Nacionalista Vasco (1895)
Poco después de inaugurar el Euskaldun Batzokija en Bilbao, 14 de julio de 1894, se abrió otro en Busturia, y justo al año de la inauguración de Bilbao, el 31 de julio de 1895, se crea el primer «Bizkai Buru Batzar», presidido por Sabino de Arana y con el siguiente Consejo directivo: Luis de Arana, Fabián de Ispizua, Elias de Lekue, Juan de Aranburuzabala, Ciríaco de Llodio y Salvador de Etxeita.
La estructura del Partido Nacionalista Vasco estaba diseñada; sólo faltaba que las demás regiones secundasen a Bizkaia.
Su eficacia ha sido demostrada a lo largo del tiempo y las circunstancias.
Recordamos y celebrarnos pues, este martes, 31 de julio el 117 aniversario de la fundación del Partido Nacionalista Vasco, de la fundación del nacionalismo vasco. Y cuando un partido cumple 117 años no es una improvisación, no es un ente que cambia de nombre como de camisa, no es el producto de una encuesta o de un cabreo. Es algo más que un partido. Es el eje del país.
La llamada izquierda abertzale nunca ha asumido que el nacionalismo vasco no lo fundó ETA, ni Tasio Erkizia, ni Jone Goiricelaya, ni Otegi. Les quema reconocer la evidencia y en esa loca acción de desconocer al fundador del nacionalismo, a un miembro de ETA se le ocurrió que eso de llamarle a Euzkadi, Euzkadi, era demasiado sabiniano y decidió tomar el nombre geográfico y cultural de Euskal Herria, permitido bajo el franquismo, y comenzar a llamar así en sus comunicados y, ahora en su Euskal Herria-Bildu, el nombre de nuestro país. Puro antisabinianismo en vena con la falaz argumentación que Euzkadi solo comprende a los tres territorios de la Comunidad Autónoma vasca. Burda mentira. El fundador del nacionalismo vasco creo el neologismo de Euzkadi con las siete provincias o territorios que lo conforman diciendo aquello tan simple y tan redondo, hace 117 años, que «Euzkadi es la Patria de los vascos».
Pero la desgracia de este país es que gentes que se dicen nacionalistas, abertzales, independentistas, por puro sectarismo desconocen la obra de aquel gigante que como dijo Cánovas veía lejos.
En los 117 años de la creación de este invalorable instrumento de construcción nacional como es el PNV, honrar a Sabino Arana es obligación de todo vasco que se dice abertzale ante los ataques del españolismo más cerril y del supuesto abertzalismo más sectario.
Y es que aquel hombre no estaba loco. Veía mucho y muy lejos.
lo que no se puede negar es que el nombre de Euskal Herria es mucho más antiguo que el de Euskadi o Euzkadi. El nombre de Euskal Herria ya aparece en el Linguae Vasconum Primitiae de Bernat Etxepare en el siglo XVI
Euskal Herria es un término cultural, quw engloba mucho más allá de ls siete Herrialdes, como puede ser el de «hispanidad», «daneses» en la época de los vikingos o «británico» en la época del British Empire. Euzkadi es el término político que define a nuestra Nación como singularidad.
Igual me equivo pero creo que hay un estado llamado dinamarca y la nacionalidad de los súbditos de su graciosa majestad sigue siendo «británica»…
Euskal Herria, Euskeria, Wasconia, Vasconia, País Vasco, Pays Basque, Euskadi, Euzkadi… que más me da si lo que importa es a la realidad cutural subyacente sobre la que Sabino quiso crear un proyecto político. Esa misma realidad fue más extensa en otros tiempos pero ahora se encuetra reducida con más o menos intensidad a 7 territorios (siendo Gipuzkoa el más firme y Navarra el menos. Esa realidad al que los anglosajones no dudan en llamarlo Basque Country y que es una traducción literal de Euskal Herria
Que en realidad me da igual llamarlo Euskadi que EH, de hecho suelo alternar ambos nombres sin nigún problema pero no entiendo que tanto de un lado como del otro nos obcequemos tanto y nos tiremos los trastos por el himno, el nombre… menos mal que la ikurriña al menos está asentada [suspiro]
La IA necesita diferenciarse del PNV tanto como Sabino necesitó hacerlo del carlismo.
Es mi humilde opinión, claro.
No. Jamás. La «IA» necesita tanto distanciarse de Sabino Arana como los Khemeres Rojos de la razón y la civilización.
No renunciaremos al nombre de Euzkadi, ni a su himno, ni a su historia democrática por más que cuatro iluminados que se masturbaron con la revolución argelina vayan por ahí vendiendo «atajos» hacia la supuesta «independentzia eta sozialismoa», pues ya estamos escarmentados.
30 años con la matraca del ‘es igual’ y nosotros tragando por aquello del ‘París bien vale una misa’ mientras se ciscan en todos los símbolos que tengan que ver con la cultura abertzale heredada de nuestros antepasados (con la ikurriña les ha salido mal).
Pues si de verdad creen que da igual, que empiecen a usar la palabra Euzkadi con naturalidad y normalidad y se acabó la txorrada esta. Solo entonces les creeré lo de que ‘es igual’.
Yo hace mucho tiempo que no me fío de ellos, pero ni un pelo.
Oye, yo uso habitualmente Euskal Herria/Euskadi y no soy «ellos». En mi familia siempre se ha hablado de Euskal Herria y de Euskadi indistintamente, no tiene nada que ver con el «lenguaje revolucionario de la IA». Me niego a que ellos patrimonialicen el nombre «histórico» de mi país y que siempre he visto junto al Zapiak Bat, la Ikurriña, «el gora ta gora» y al Árbol de Gernika. Eso sí, el Eusko Abendaren Ereserkia es sagrado :D Además, en el mismo estatuto de autonomía se usa el nombre de Euskal Herria y ETA usó el nombre de Euskadi en su propio nombre.
Eso sí, lo de Euzkadi ya solo lo usan los nostálgicos muy, muy del partido, cuyo origen está en una falsa etimología que compartieron Unamuno y Arana
No quería ofenderte con lo de ‘ellos’, de hecho cuando lo he escrito no pensaba en tí, que ya habías dejado clara tu postura en el uso de las palabras.
Lo de emplear la palabra Euzkadi con Z sirve para, además de dejar claro que algunos ya estamos cansados del dichoso ‘da igual’, reivindicar los orígenes de la misma.
A mi, el hecho de pasar a escribir la palabra Euzkadi con S me pareció en su momento una concesión inútil. Se trataba de un neologismo y creo que, para bien y para mal, debería haber quedado como la parió Sabino, tal como ha quedado la ikurriña (a la que no han podido desplazar con el arrano baltza). De hecho tan inútil fue esa concesión que solo ha servido para que la IA luego desvirtuara el neo-neologismo Euskadi, y que ahora encima la desprecien diciendo que poco menos que cuando Sabino creó la palabra Euzkadi estaba pensando en la CAV. Pasar de Euzkadi a Euskadi no fue más que un pulso más de la IA y al ‘ganarlo’ han ido a por más. Estos no van a parar nunca. Y por eso hay que plantarse.
Lo tremendo es que hay ‘papanatas ilustrados’ que, ikurriña en mano, les siguen el juego a la IA sin caer en la cuenta de que la palabra/concepto Euzkadi y la Ikurriña fueron creadas a la vez por Sabino para representar lo mismo y que van de la mano sin que se puedan separar la una de la otra.
Gensanta!!… (que diría el personaje de Forges)