Cuando las barbas catalanas veas pelar… no te pongas a “transversalizar”

Jose Ramón Blázquez ha escrito otro artículo en el que, estando fundamentalmente de acuerdo, sin embargo debo objetar profundamente con la tesis final que pretende trasladar: que los pactos “transversales” son beneficiosos e incluso deseables, incluso en esta coyuntura económica que, no lo olvidemos, es fruto principalmente de la falta absoluta de competencia y rigor de los autodenominados “socialistas”  y de su desmedido afán por crear y estructuralizar un auténtico pesebre de voto cautivo, aunque eso suponga enfangar y esclavizar en este Estado español fracasado y en bancarrota a las naciones más pujantes y con más posibilidades de enseñar el dedo medio a esa España de forajidos, ladrones y corruptos.

Empieza Jose Ramón explicando cómo el pacto “progresista” anti CiU no se detuvo ante nada, confiando en la propaganda y la agitación más chabacana para disfrazar de “izquierdismo” lo que no era sino el intento de desbancar a la fuerza más votada de Catalunya, con el propósito de vender el haber dado la espalda a la voluntad del electorado como una alternativa. Nos suena, ¿verdad?

El resultado de la experiencia de Catalunya, endeudada hasta haber tenido que solicitar el rescate por parte de España (lo que manda un buen montón de docenas de huevos) y con la perspectiva de no poder liquidar la deuda heredada del “tripartito de progreso” hasta el 2220 –y no es una errata-, debería haber movido a la reflexión a más de uno, y no me refiero a los perroflautas de la autodenominada “IA”, a los que les mueve la misma compulsión que a los “supersoberanistas” de ERC: la pura y simple revancha contra toda una sociedad que no es “lo suficientemente madura” como para comprender que “ellos” son lo más de lo más, como un Pokemon evolucionado hasta el límite, y que no ha “comprendido” las bondades de su política de laboratorio mercadotécnico.

No, a ellos todo esto se la suda. A ellos lo único que les motiva, en su ideología ultraderechista, es el poder por el poder, lo mismo que le pasó a ERC, y su ansia por erigirse a golpe de demoscopia en referente de algo que jamás han sido ni les interesa: el abertzalismo.

Así que les doy definitivamente por perdidos, pues son perfectamente capaces de destruir Euzkadi para seguir vendiendo su Euskal Herria futura, utópica y virtual mientras, por el camino, van haciéndose de oro enchufando a sus fieles y arramblando con toda la pasta a su alcance. No hay más que ver cómo se gestiona Gipuzkoa y compararla con Bizkaia para darse cuenta de la política de tierra quemada que practican estos campeones de la soberanía.

A lo que me refiero es a la tesis final de Jose Ramón Blázquez, que torticeramente interpreta la realidad a su antojo para decidir, por sí y para sí, que si bien los frentismos son perniciosos, los pactos transversales entre el soberanismo y el unionismo son lo deseable.

Es algo inaudito. Resulta que después de haber explicado fehacientemente quién y cómo ha llevado a Catalunya a la ruina, que casualmente son los mismos que están haciendo la misma jugada con Euzkadi, se descuelga con una conclusión carente de toda lógica y que contraviene todo el sentido común, que dicta que a los responsables del desaguisado no hay que volver a dejarles jugar con cerillas, mucho menos con nitroglicerina, y apartarles por todos los medios de cualquier ámbito de poder y responsabilidad. Y cortarles las manos antes de que puedan tocar un presupuesto público.

Jose Ramón Blázquez sabrá mucho de anuncios y publicidad, pero nada, absolutamente nada de política. No es la primera vez que aboga por hacer pelillos a la mar con los socioputamierdas y comprar a escote una cama redonda donde revolcarnos todos, lo que además de ir contra la más elemental norma de higiene, es pura y simplemente traición a Euzkadi, al Nacionalismo y al Pueblo Vasco.

Que los de Bildu hagan de ERC, si quieren. Así acabó ERC y así acabarán ellos, pero el Partido Nacionalista Vasco es el único Partido abertzale y progresista de verdad de Euzkadi y, como tal, ni necesita ni desea enfangarse acostándose con los enemigos de Euzkadi, ya enarbolen la piperpoto o el arrano beltza.