2012/09/18 por Josu Erkoreka
Han transcurrido ya varios años desde que publiqué en este mismo blog una entrada en la que llamaba la atención sobre la ambigua actitud con la que los socialistas, en general, y los socialistas vascos, en particular, se han aproximado históricamente a la figura foral del Concierto Económico (Cfr. “Los socialistas vascos y el Concierto Económico; una historia cargada de ambigüedades“). Nunca ha sido -sostenía allí- santo de su devoción. El régimen concertado nunca ha tenido encaje cómodo en su ortodoxia fiscal centralizada y uniformizadora.
Más recientemente, anotaba, en otro post, que la dinámica Gobierno/Oposición que preside las relaciones entre los socialistas y los populares en las instituciones centrales del Estado, produce, a veces, daños colaterales en ámbitos como el del Concierto Económico, que ocupan una posición claramente secundaria en la jerarquía de prioridades de ambos partidos (Cfr. “Daños colaterales“). La prueba más elocuente de lo que digo se encuentra en el estancamiento que padece el Cupo desde que el PP gobierna y Madrid y Patxi López preside el Gobierno vasco. Condicionados, como están, por la confrontación política a la que están abocados por mor de la dialéctica gobierno/oposición que desarrollan en Madrid, son incapaces de adoptar acuerdos en torno a una cuestión que para ellos reviste un interés muy relativo. Los populares no tienen prisa alguna en convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico y los socialistas vascos tampoco tienen intención de desgastarse lo más mínimo en la defensa de un asunto que nunca les ha estimulado demasiado. Unos y otros piensan que ya vendrá el PNV a dejarse la piel para arreglarlo, mientras ellos juegan a cruzarse invectivas con arreglo al papel que a cada uno le toca desempeñar en Madrid. Euskadi y sus instituciones son algo marginal.
Este lunes tuvimos ocasión de constatar, una vez más, la histórica desafección que los socialistas sienten por el Concierto Económico. Y tuvimos ocasión de hacerlo nada menos que de la mano de su secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba que, como se sabe, fue entrevistado por varios periodistas en los estudios de TVE. Cuando la reportera Victoria Prego le preguntó si negociaría el pacto fiscal que reclama Catalunya en el supuesto de que fuese presidente del Gobierno, respondió que no tendría inconveniente alguno en negociar la financiación de las instituciones catalanas, pero en ningún caso transigiría con la idea de conceder un régimen de carácter concertado en el que, sencillamente, no cree. He aquí sus palabras:
“Yo con el pacto fiscal… ya he dicho que no estoy de acuerdo en el objetivo final del pacto fiscal, que es el Concierto […] Yo, con ese sistema, no estoy de acuerdo […] Yo sí negociaría con el señor Mas un sistema de financiación, pero diciéndole que el concierto no. Que el concierto, no, que no estoy de acuerdo con esa fórmula y eso debe quedar claro desde el principio […] Todo no es discutible. El Concierto no”.
Esta es la posición que mantiene Rubalcaba -el jefe de Patxi López- en relación con el Concierto Económico: no es partidario. No le gusta. No está de acuerdo con él.
En estas condiciones, ¿a quién le puede extrañar la apática desgana con la que el Gobierno de López se aproxima a todas las cuestiones relacionadas con el Concierto Económico? ¿A quién le puede sorprender que el Gobierno de López se niegue a convocar la Comisión Mixta del Concierto Económico y se muestre firmemente decidido a endosar la negociación del Cupo al próximo Gobierno?