2012/11/24 por Josu Erkoreka
Tal y como advertí hace ya algunas semanas (Cfr. “Idénticos tópicos para naciones diferentes“, publicado el 26.09.12) el furioso tsunami patriótico que ha tomado cuerpo en España para arremeter contra la propuesta formulada por Artur Mas de convocar una consulta para que el pueblo de Catalunya decidan sobre su estatus político futuro, se ha dedicado, en buena parte, a reproducir el combativo esquema argumental que tiempo atrás utilizó el nacionalismo español para poner coto a una iniciativa similar nacida en Euskadi. El vaticinio no entraña mérito alguno. Era previsible que así ocurriera. Y aunque alguno pensase entonces que era poco probable, la avalancha patriótica ha concluido, como también tuve ocasión de anticipar, tirando masivamente del argumento ad hominem. No falla. Cuando no se consigue destruir las ideas, se intenta destruir a las personas que las defienden. Ya anticipaba en este mismo blog, que en la campaña electoral que se avecinaba, no iba a faltar “el argumento ridiculizante y descalificatorio de la persona, que pretende atacar la iniciativa por la vía de destruir la imagen y la reputación de quien la promueve. Ya se sabe, todo aquello de que una reivindicación soberanista sólo puede ser formulada por un personaje estrafalario, privado de inteligencia, de ponderación, de equilibrio o de todo ello. Con Ibarretxe, este argumento se utilizó ad nauseam. O mucho me equivoco o tampoco tardará en aplicarse despiadadamente a Mas”.