PRESOS de ETA
CONTEXTO en el que se produce la denominada “DISPERSIÓN-ALEJAMIENTO”
En 1985 se establecen contactos entre el PNV y Txomin Iturbe para explorar fórmulas que conduzcan al fin de la lucha armada.
En el marco de las relaciones que el PNV mantiene con ETA, en 1985, se establecen una serie de contactos con Txomin Iturbe en los que éste se muestra dispuesto a explorar fórmulas para el fin de la lucha armada. Asimismo, manifiesta que está convencido de que concita suficientes apoyos dentro de la organización como para que la salida sea global.
Esta disposición al diálogo es transmitida por el entonces Lehendakari, Jose Antonio Ardanza, al presidente del Gobierno español, Felipe González.
En abril de 1986, Txomin es detenido y encarcelado en Francia. Durante el tiempo que permanece en prisión, el PNV realiza gestiones ante autoridades españolas y francesas para resolver su situación de forma que pueda seguir al frente de la organización.
Al final, su deportación se ve como un mal menor y, tras permanecer tres meses en cárceles francesas, en julio es deportado a Gabon. Posteriormente, es trasladado a Argelia y comienzan a fraguarse las conversaciones de Argel, que acabarían produciéndose en el año 1989.
Txomin Iturbe fallece en Argelia, en febrero de 1987, como consecuencia de un accidente casero.
En este punto, cabe recordar que, entre 1983 y 1987, con Gobierno español socialista, se había constituido y desarrollado toda la acción criminal del GAL.
El relevo de Txomin Iturbe conlleva cambios estructurales en ETA y en el mundo de la izquierda abertzale
El relevo de Txomin Iturbe como máximo responsable de la organización lo asume Josu Urrutikoetxea, hasta entonces responsable del aparato político. Comienza la pérdida de peso dentro de la organización de la gente de confianza de Txomin Iturbe. Al mismo tiempo empieza a cambiar la forma de ver la organización, su estructuración, sus formas de lucha, etc.
En septiembre de 1986, tres meses después de la deportación de Txomin, se produce el asesinato de la que fuera miembro de la dirección de ETA, Dolores González Catarain “Yoyes”. Hasta ese momento, las informaciones que se trasladaban a las cárceles hablaban de que la decisión de “Yoyes” de abandonar ETA contaba con el visto bueno de la organización -con el del propio Txomin-, siempre que mantuviera el compromiso de no hacer declaraciones públicas, ni ante autoridades españolas. Posteriormente, esta versión se modifica y la organización asegura que era una traidora, que sin encomendarse a nadie había decidido unilateralmente dar ese paso y someterse a interrogatorios de las fuerzas policiales y políticas españolas.
En junio de 1987 -cinco meses después de la muerte de Txomin-, se produce el atentado de Hipercor, con 21 muertos y 45 heridos.
Este mismo verano es cesado el director de Egin, Jose Felix Azurmendi.
También en esas fechas se celebra el congreso de HASI. Y en su última jornada, en el momento de iniciarse las votaciones para reelegir a la dirección saliente, aparece en el escenario un encapuchado que, tras leer un comunicado de la organización desautorizando a la ejecutiva que presumiblemente iba a ser elegida, propone una lista alternativa, que acaba siendo ampliamente votada. Txomin Ziluaga y todo su equipo son expulsados de HASI.
En diciembre de 1987, se produce el atentado de la casa cuartel de Zaragoza, con 11 muertos (5 niñas) y 88 heridos.
Entre 1987 y 1988 se gestan los acuerdos de Madrid y Ajuria Enea con la vocación de servir de colchón político para iniciar un proceso de negociación entre el Gobierno español y ETA
Entre finales de 1987 y el inicio 1988 se van gestando, primero, el denominado acuerdo de Madrid y, después, en enero de 1988, el acuerdo de pacificación y normalización de Euskadi conocido como acuerdo de Ajuria Enea. La vocación inicial de este acuerdo era la de servir de colchón político para que el Gobierno español y ETA pudieran iniciar un proceso de negociación que condujera al final de la lucha armada.
Tal y como se ha referido anteriormente, en 1988 se producen los contactos que desembocarán en las conversaciones de Argel. Tras la muerte de Txomin, Eugenio Etxebeste es trasladado a Argel como interlocutor de ETA.
En enero de 1989, Josu Urrutikoetxea es detenido, y el relevo en la organización pasa a manos del colectivo “Artapalo”.
Ese mismo año, Enrique Mujika es nombrado ministro de Justicia.
Y también en 1989, se produce el atentado contra los electos de HB que van a tomar posesión de sus actas de diputados en Madrid. Josu Muguruza es asesinado e Iñaki Esnaola resulta herido.
La ruptura del equilibrio de fuerzas en el seno de la organización ETA se traslada a las cárceles
Todo el proceso de reestructuración que se desarrolla a raíz del relevo de Txomin Iturbe es entendido por una parte de ETA(M) como la ruptura del equilibrio de fuerzas en el seno de la organización. Y esa nueva correlación de fuerzas -con el consiguiente cambio de política- se traslada a las cárceles.
La organización implanta la lucha dentro de las prisiones. Esta nueva forma de actuar incluye medidas como huelgas, chapeos, la imposibilidad de estudiar o trabajar en los centros penitenciarios para la redención de penas, etc. ETA va marcando esta política para sus presos de la mano de unos representantes del colectivo designados por la dirección y de jóvenes abogados que aparecen entonces para transmitir estas directrices.
Todos estos hechos hacen que los enfrentamientos entre los sectores que están a favor y los que se manifiestan en contra de esta nueva política de la organización aumenten paulatinamente.
En este contexto, la dirección de ETA(M) emite un comunicado dirigido a los presos en el que advierte que aquellos que no se sometan al dictamen de la organización quedarán expulsados del colectivo.
A todos estos acontecimientos se une el hecho de que el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza ha supuesto un endurecimiento en la vida de los presos. Tanto los traslados a la Audiencia Nacional como la custodia de los presos en las cárceles son llevados a cabo por la Guardia Civil.
Y todo esto sucede en una situación de concentración de los presos en dos cárceles. En ese momento, el número de miembros de ETA encarcelados en el Estado español asciende a 435, repartidos de la siguiente manera: el 75% (320 presos) se encuentra en las cárceles de Herrera de la Mancha y Alcalá Meco, y el resto está repartido en 13 centros penitenciarios.
Esta alta concentración de presos en dos únicas cárceles incrementa el control por parte de la organización. Un control que se hace insoportable. El enfrentamiento político e ideológico de una pequeña parte de los presos con los comisarios políticos designados por la dirección de ETA genera fuertes debates -llegándose incluso al enfrentamiento físico-. Estos debates evidencian que una mayoría del colectivo permanece expectante y con temor a manifestarse.
La organización ejerce controles sobre abogados, familiares, visitas de amigos, etc. Hay denuncias internas, se presiona a presos para que cambien de abogado, etc. En definitiva, este ambiente de enfrentamiento imposibilita un debate político profundo en el seno de las cárceles.
Presos que no se sienten identificados con el rumbo que ha tomado ETA se dirigen al PNV y piden que se les separe para que puedan debatir.
Algunos de aquellos presos que no se sienten identificados ni estructural, ni operativa, ni ideológicamente con el rumbo que ha tomado la organización trasladan al PNV la situación que se vive en las cárceles. Hacen un planteamiento de separación para romper la dinámica de control sobre el colectivo de presos, con la pretensión de generar un debate político de fondo sobre el nuevo rumbo tomado por la organización y sobre la aportación de la lucha armada, tal y como se estaba planteando, al proceso de liberación de Euskadi.
El entonces ministro de Justicia, Enrique Mújica, y su director de instituciones penitenciarias, Antoni Asunción, conocen el planteamiento. Saben quién es quién en cada centro penitenciario. El PNV exige que se atienda la solicitud de separación para posibilitar el debate. Se pretende separar a los presos para que puedan debatir lejos de la presión de la dirección de ETA y, posteriormente, volver a reagruparlos. En ningún momento se plantea el alejamiento.
El Gobierno español convierte la política penitenciaria en un instrumento de lucha contra ETA
En una primera fase, el Gobierno español traslada a la cárcel de Nanclares a algunos de aquellos presos más abiertamente enfrentados a la dinámica de la organización. No obstante, al separar a un número tan importante de presos utiliza cárceles alejadas -incluso de fuera de la península- para trasladar a los que entiende que son más duros o ideologizados.
En agosto de 1989, Enrique Múgica declara que la dispersión-alejamiento pronto tendrá resultados. Y presiona a una parte de los presos con la amenaza de alejarles de su entorno familiar para que modifiquen su posicionamiento, y a otra parte para que den muestras de arrepentimiento y se acojan a medidas de reinserción.
El Estado no tiene inconveniente en vulnerar todos los derechos de los presos relativos a sus comunicaciones con el objetivo de acumular información que, posteriormente, utiliza para presionar a los propios presos, a sus familiares y a la propia organización. Es la política penitenciaria concebida como instrumento de lucha anti-terrorista.
El posterior reagrupamiento que incluía la separación jamás se llevará a efecto y los alejamientos salvajes, desde todo punto de vista injustos, se perpetúan sine die.
Por otro lado, la presión que ejerce la organización sobre aquellos que se han enfrentado a la dinámica impuesta, con pintadas en sus pueblos, presión a sus familiares, amenazas de muerte, etc. hace que la vía de la reinserción quede como única salida ante la imposibilidad de desarrollar un debate profundo que hubiera supuesto una salida en bloque en vez de una salida individualizada.
Filtraciones realizadas por Instituciones Penitenciarias a la prensa sobre conversaciones que se mantienen dentro del colectivo de presos confirman la imposibilidad de desarrollar dicho debate.
Entre los años 1989 y 1996, 115 presos de ETA(M) pasan a tener una situación de tercer grado y 78 presos obtienen la libertad condicional.
Y 25 años después ¿QUÉ?
· La estrategia armada cuestionada entonces desde las cárceles por los presos ha terminado definitivamente en octubre de 2011. ¿ha tenido algún sentido tanto sufrimiento?
· Reconocer el daño injustamente causado, rechazar la violencia y apostar por vías políticas, democráticas y pacíficas ¿supone alguna traición?
· ¿Tienen los presos derecho a la resocialización?
Hace 25 años, en 1987, los presos de ETA, críticos con la estrategia de ETA, señalaron a su mundo el camino a seguir.
Arantzazu, 19 de febrero de 2013