Cuatro garrapatas

Es el chiste del día. Una de las marcas blancas de Batasuna, “los miércoles al sol”, se han “concentrado” en frente de Sabin Etxea, provocando la hilaridad entre los que se encontraban en el interior.

Esta pobre gente patética, infatuada por sueños de gloria y enchufes, tratando de hacerles el juego a los bildurtis en su pantomima presupuestaria pactada con el PSOE en la misma noche electoral, no sumaban ni la décima parte de los asistentes a una asamblea de EGI en Arrankudiaga.

Pobrecillos ellos, han hecho el ridículo durante un rato, protestando por unos presupuestos que ni se han leído ni comprenden, presupuestos que además les benefician, y luego se han ido a casita, a pasar el parte y los gastos del metro a Sortu, a ver si así, demostrando que los tres pringados mal contados que se han prestado a hacer el ridículo a mayor gloria de Joseba Pemach, pillan cacho en ese aglomerado de fracasados vendeconciencias que es “bildu”. ¿A cuánto compran Permach y Barrena la dignidad? ¿Se da un plus por estar dispuesto a hacer el ridículo más espantoso y perder la dignidad en público?

Ahora ya sabemos para qué está “Alternativa” en el engendro batasuno: para evitar que, tal y como ocurrió con las “concentraciones” exigiendo la “demokrazia” y la renuncia de los concejales electos durante la primera época de la ilegalización, se visualice que las convocatorias “espontáneas y populares” de la mal llamada “izquierda” y “abertzale” sólo tienen el respaldo de los asalariados del “conflicto” y los cabezas rapadas neofascistas, descerebrados a más no poder, que estaban recuperando, según parece, el nivel óptimo de kalimotxo podrido de la Herriko en sangre tras su “ekintza” del “askegune”.

“Ekintza” que fue aún más patética, si cabe, que esta astracanada de los sobrinos y su cuadrilla de Oskar Matute, pues evidenció que sus dirigentes no estaban ni por montar el pollo protegiendo a los condenados de Segi ni por arriesgar sus cargos y poltronas. Muy al contrario, tras dejar que los camisas pardas hicieran su pantomima en terrenos públicos, se apresuraron a evitar cualquier consecuencia negativa para ellos y sus carguitos negociando con la Ertzaintza y amenazando a los “gudaris” con considerarles como “zipaios infiltrados” si levantaban una mano, aunque hubieran difundido a la atmósfera más dioxinas y furanos quemando contenedores y autobuses que la central de Chernobyl, en vez de arengarlos y mandarlos a la borroka como carne de cañón, como hacían cuando no temían por su ilegalización y los únicos que arriesgaban algo eran los porreros gilipollas de Jarrai, luego Segi y ahora Ernai.

Hala, machotes, convocad otra intifada como ésta cuando queráis.