Entre 1916 y 2016 va un siglo desde el momento, en el que, en la pascua del tercer año de la gran guerra, la hoy conocida como primera guerra mundial, se produjo el alzamiento irlandés contra la opresión británica. Ese es el momento. Y fue un estrepitoso fracaso. Sus autores fueron apresados y reprimidos, fusilados. El mismo Eamon De Valera fue salvado únicamente por tener la nacionalidad estadounidense, pues nación en Nueva York. Pero, sin duda, es más fácil recordar momentos que procesos. Hechos puntuales, por lo demás, necesarios, que simbolizan procesos, aunque su vínculo sea débil o estrecho.
A lo largo de todo el siglo XIX en Irlanda se producen hechos y tragedias con entidad suficiente como para comprender un hartazgo a una comunidad, la protestante, que había dominado a los católicos en todos los órdenes de la vida. Y el acicate fue la crisis alimenticia que obligó a migraciones masivas hacia América. Y aún así la bandera irlandesa es fruto de la generosidad y la inclusividad, pues representa el verde de los católicos y el naranja de los protestantes, en una vocación de ver representada toda Irlanda. Una Irlanda que, desde el pragmatismo hoy olvidado, había luchado en la política británica, especialmente en la cámara de los comunes, durante décadas, por un autogobierno, un Home Rule. Tratando todas las opciones disponibles antes de la opción independentista, únicamente cuando las demás puertas se comprobaron clausuradas.
Antes, durante y después de 1916 se produjeron hechos que favorecieron la posterior independencia de Irlanda. Que, cuando fue? 1921-22 con el Estado Libre de Irlanda con Michael Collins? 1937 cuando el Reino Unido dió completa libertad a los puertos irlandeses? 1949 cuando abandonan la Commonwealth y oficialmente el monarca inglés deja de ser jefe de estado? Lo cierto es que el largo proceso de asunción de autogobierno y soberanía por parte de Irlanda fue largo. Y el Eastern Rising sólo fue uno de esos hitos. Aunque se celebre de manera especial. Y es que no podemos olvidarnos de porque muere Michel Collins, un auténtico patriota irlandés que luchó hasta el último día contra un mal bastante común, y es que quien ve la vida de los pueblos entre el blanco y el negro, sin colores intermedios, si la solución es intermedia, puede acabar desencadenando una guerra civil, que es lo que le pasó a Irlanda. Y es lo que le ha pasado a Sudán del Sur, dicho sea de paso, tras su referéndum de autodeterminación de 2011.
La memoria ha de ser completa, para que pueda merecer tal nombre. Acordarnos y recordar los hechos tal como fueron, y, con el paso del tiempo, construir y reconstruir, sin dramatismo, pero con pasión, todos los caminos que condujeron a esos momentos que conmemoramos como símbolo y cruce de caminos de esas largas autovías que son los procesos en los que, además de los líderes, la gente corriente, el pueblo, puso su grano de arena que la historia comprime para acabar resultando parteros de bellas perlas, como sin duda es hoy, con sus cosas buenas, y no tan buenas, la bella perla esmeralda, perla celta, que es la República de Irlanda.