Dicen en los tiempos presentes que la política es para los políticos, y que se nutren única y exclusívamente para ellos y para sus amigotes. Y que eso del bien común como que no va con ellos. Claro que, esto, el asunto importante, está en aquello de no reconocer al contrario bondad alguna, porque eso, se supone, perjudica seriamente al propio proyecto. Al otro, ni agua. Partidismo a tope. Lo mío es cojonudo, lo del de enfrente, basura. Y claro, en ese clima tan majo, amable, cuando llega alguien que coje y dice que el acuerdo es lo importante, que lo fundamental es lo que se firma y no tanto con quien se hace, puede molestar, estorbar y sobrar en los planes de la confrontación previamente delineados. Se acuerda cuando se puede y con quien se puede. Para cumplir con ese contrato social con los electores llamado programa electoral. Y eso es lo que ha hecho EAJ-PNV.
EAJ-PNV es una fuerza nacional vasca, como todo el mundo sabe que aspira a la mayor cota posible de decisión en Euzkadi, de soberanía, de voz propia y diferenciada … y, cumpliendo con el “mandato” que hiciera Juan de Ajuriaguerra, siempre estaría presente allí donde se pudiera jugar el destino de vascas y vascos. Está en el Congreso de los Diputados presente de hace un siglo, 1917-18, cuando Bizkaia tuvo su primer presidente de diputación jeltzale. Si se hiciera partidismo de la defensa de Euzkadi sólo se podría acordar por motivos ideológicos, y eso sería una traición a los electores, unos a los que, más allá de unos buenos deseos hacia la vecina España, no están interesados en quitar y poner Presidente, porque sí, no quieren que los vascos, fuera de los que están en partidos franquiciados, metan sus manos a decidir los destinos de una nación que no es la suya. Pero si, mientras en Madrid se decidan temas vascos, hacer valer su presencia.
Si alguien se planteaba en serio un escenario concreto, se equivocaba. Si, EAJ-PNV, cuando fue requerido para hablar de un gobierno alternativo al de Rajoy, tras las dos elecciones, acudió a escuchar, y puso sobre la mesa su planteamiento. Al igual que cuando la llamada vino del lado del PP. Escuchar, siempre. Agenda Vasca, siempre. Si se va a Madrid es para defender los intereses de las vascas y los vascos. Así de sencillo y claro. Y si el acuerdo hay que hacerlo con el gobierno de España y este es, circunstanciamente, del PP, pues es lo que toca. Y eso no supone en absoluto nada más que lo que está firmado. Ni para bien ni para mal, sencillamente, cuestiones materiales que mejoran la vida diaria de la gente, gente que sabe que vota por algo, y quiere “beneficios” o “contrapartidas” por votar a uno u otro. Un bien para el pueblo.
36 puntos incluye el acuerdo para el apoyo de EAJ-PNV a los presupuestos generales del estado de 2017. Sería largo de exponer, y se encuentra fácil online, pero, se puede decir, que incluye reivindicaciones históricas de algunos que se rasgan las vestiduras por el acuerdo. O que incluye asuntos que mejorarán la economía en autonomías no forales. Apostar por el futuro implica hacer política, y esto supone “mancharse las manos”. Un papel que, posiblemente, vaya a compartir con CC y NC, y que, lamentablemente, ni las mareas con respecto a Galiza ni Compromis respecto a Valencia, por las alianzas que tienen, se atreven a llevar a cabo. Con visión de sus respectivas naciones. Una auténtica lástima, porque es una torpe autolimitación a fuerzas, teóricamente, que no deberían entrar en un juego, el Español, del que se las supone ajeno. España, para los españoles. Y los vascos, mientras tengamos algún tipo de vinculación con dicho estado, hemos de hacer valer nuestros derechos, intereses y necesidades, a través de la única voz vasca propia, democrática, independiente, solidaria y que, bajo el mandato imperativo, quiere, sobre todo, cumplir con la palabra dada. Así, únicamente, es como se puede entender, con Euzkadi siempre en el corazón, y siempre volviendo a ella, pues en Madrid, una vez cumplida la misión, nada nos tira, sea esta la apuesta, el entendimiento, siempre que este sea posible. Modelo EAJ-PNV.
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