¿A quien beneficia la ruptura del acuerdo de paz en el territorio Saharaui? ¿Es una maniobra de España pretendiendo achuchar a Marruecos por las “pateras” que con miles de personas llegan a las islas todos los días? ¿Es un intento de frenar ese “grifo”? ¿Es una forma de estabilizar internamente Argelia? ¿Tiene algo que ver Francia o Estados Unidos, que suministran armamento a Marruecos? ¿Y Rusia que suministra a Argelia? ¿Sabía que el Polisario ha sido una fuerza mercenaria en África, por ejemplo en las primaveras árabes, por ejemplo en Chad, Mali o Libia? Pero dejando esas disquisiciones hay una realidad clara. Y es que el Sahara es español mucho español y muy español… para las Naciones Unidas.
Hoy gobierna en España los de la pancarta y la manifestación, los del Sáhara libre, los del apoyo al Polisario, y la República Árabe Saharaui Democrática. Y no se puede quedar uno en el Twitter, en la declaración, en el postureo. Implicarse significa decidir. Implica tomar partido, hacer. No ante la prensa, sino ante el ministerio de exteriores, defensa y presidencia. Y ante eso hacer un perejil está dentro de las opciones. ¿Que qué es? Bueno, digamos que ante la ONU y el comité de descolonización, que toma el acuerdo tripartito de Madrid de 1976, del que se descolgó Mauritania, nulo de pleno derecho. Inválido. Por lo que el territorio, de derecho, de iure, sigue siendo ESPAÑA. Y sus habitantes españoles. Por tanto obligación del gobierno de España, en el que, también, está Podemos. De los dichos a los hechos. Si un grupo aerotransportado cae sobre el territorio saharaui, salvo una enorme almorrana al rey de Marruecos, si es para poner en marcha de una vez el famoso referéndum de autodeterminación que la Minurso prometió en 1991, de la mano de James Baker, entonces secretario de estado con Bush padre, nadie podría poner un pero jurídico. Otra cosa es la política en España. Que es algo que en todo caso tendría que lidiar el gobierno rojo-morado actual.
Por lo tanto, la conclusión es que medidas hay. Incluso las opciones militares, llegado el caso. Porque los hay que se llenan la boca de apoyo a la causa saharaui, pero única y exclusivamente desde las vallas que delimitan las manifestaciones y los contornos de las pancartas, pero jamás se les ocurriría bajar y fajarse a las trincheras de defender en última instancia los derechos españoles del pueblo español del sahara. Bien para ser un país independiente, una comunidad autónoma española o parte de Marruecos como una región más. Que se les ofrezcan todas las opciones, y que el pueblo elija. Como lo pudo hacer en Guinea Española en los años 60, en dos ocasiones. Este es el desafío de este gobierno, por la presión surgida desde las arenas del desierto africano. Llega el momento de posicionarse. No de palabra, sino con los hechos. Y el sabor y el color de los acontecimientos exigen valentía, preseteza y arrojo para desde la convicción y los valores, defender a los aún hoy españoles, en la casa okupada del Sahara, a pocos kilómetros de Canarias, donde ciudadanos españoles, con carnet español de 1974, año del último censo, simplemente esperan … Justicia.