Una noche, cuando las tropas de Jaime I estaban acampadas en el barrio de Ruzafa un murciélago se cayó de lo alto de su tienda causando un enorme estruendo al golpearse contra las armas y armaduras que tenían allí. Esto hecho hizo despertar a Jaime I que una vez desvelado comprobó que estaba a punto de recibir un ataque sorpresa de los musulmanes.
Gracias a ello, tuvo tiempo para despertar a sus tropas para defender el ataque y no sufrir una derrota. A los pocos días de este suceso la ciudad de Valencia fue conquistada por Jaime I. Así pues, según la leyenda, el rey Jaime I quiso honrar al murciélago colocándole sobre el escudo de la ciudad.
Sin irnos a la simpática denuncia que Warner propinó al Valencia por la supuesta inclusión del murciélago debido al éxito de Batman, hay que aterrizar, esta vez de forma controlada, sobre una cuestión controversial respecto al espectro político valenciano. Y es que se suceden las críticas y contracríticas en Valencia los que hoy son parte de un mismo gobierno, como son Podemos y Compromis, en tanto que todos somos conocedores que llegaron a ir juntos a unas elecciones generales, cuando sus credos parecerían ser diametralmente opuestos. Por lo menos, en un origen. Y es que dicen que la política hace extraños compañeros de cama. O el peso de la tradición local. O la fórmula, que no ley, electoral. O un debate en eje ideológico mal posicionado. Entiéndase, pareciera que lo único que tensiona la sociedad valenciana es ser de derechas o izquierdas, cuando aquello viene de que asientos ocuparon según quien en la asamblea de la revolución francesa. Imaginen si los cucos hubieran ocupado los asientos del bancal de enfrente, ahora ser de izquierdas sería igual a ser carca y viejuno. ¿Se lo imaginan?
Cuando hoy en día asistimos a debates dentro de Foro Asturias acerca de su definición cara al futuro, si quieren ser como UPN, un partido franquicia de otro mayor, o si quieren ser como el PRC, regionalismo asturiano, o, incluso, como el PNV, nacionalismo asturiano, es algo que no es privativo de la tierra que dicen fue de Don Pelayo. Es un debate más amplio. No citaremos, en exceso, a Rufian i Lleida, y su secuestro del Peix al cove, pues únicamente hay que recordar que ante la presencia del nacionalismo valenciano, lo que luego sería en los años 90 el Bloc, CIU nunca quiso exportar una franquicia al País Valenciá. Cosa que Esquerra si hizo, y lo sigue teniendo, como en las illes Balears. Y el Bloc, a semejanza de lo que ocurre en las europeas, excepción en europa, debido a una aberrante circunscripción única, caso único entre los países de entidad y compuestos en el continente, debe aliarse con varios, para superar el corte de acceso al reparto. En las europeas y en las valencianas. Ahora se está intentando bajar el límite, del 5% al 3%. Límite del país, y no en la circunscripción provincial, que sería lo suyo. Y eso acabó, en las barriadas del Cabanyal, echando al Bloc en los brazos de Oltra, y de ahí a los de Podemos. ¿Para siempre?
Cuando eHBildu, que es sortu ampliada. ¿Que que es sortu? Pues HB pero con otro nombre, son los mismos, bajo la hégira de los comandantes, que han hecho la transición por conveniencia y no por convicción. Esa es la batalla del hoy. Imbuirles de convicción. Pero ese es otro asunto. Cuando tienen oportunidad, tildan al PNV de derecha regionalista. Palabrería, pero con trasfondo. Ellos que, en Madrid, pues siguen la receta podemita al dedillo. Incluso gobiernan juntos en Galdakao y Durango, por ejemplo. Pero les gusta la unilateralidad e independencia en Catalunya, cuando en carta de Otegi a Zapatero del 15 de enero de 2005 le exortaba a recibir su propuesta ni unilateral ni independentista para el País Vasco. Quien los ha visto y quien los ve. Son oportunistas y momentistas. Del poder por el poder. Y eso es un error, táctico y estratégico. Porque lo importante en política, además de ética y moral, una trayectoria honesta, es tener principios e ideas, y sostenerlas, con pragmatismo, en las diferentes vicisitudes y circunstancias que la vida te ofrece. Esa es la clave de la permanencia en el tiempo, y que la sociedad confíe en ti para sus soluciones a sus problemas.
Sin duda alguna el debate complementario en Valencia debiera ser el territorial, porque en plena pandemia se puso de relieve respecto al turismo, o a la influencia de estos desde, por ejemplo, Madrid, respecto a su movilidad y desplazamiento a lo que dicen, algunos, sin rubor alguno, como playas de Madrid. Si, las del país valenciá. Y es que no se puede andar todo el día acusando a Barcelona de meter mano en Valencia, sin querer ver la metida de mano desde Madrid, como si ver la paja en el ojo culé fuera óbice para obviar la viga merenge en Paterna. Y es que hay que ser consciente de todo, como por ejemplo, en tema de financiación, que un tal Joan Ridao negoció en 2009, y las negociaciones quinquenales de 2014 y 2019 pasaron por incomparecencia. Y sin vislumbrar cambios a futuro. Y eso que es la base para la existencia misma de las autonomías de régimen común, en un sistema denominado como satánico por la hoy exonerada Cristina Cifuentes.
Cuando el Bloc, por necesidad electoral, y por deriva de las circunstancias, se vió en la decisión de asumir el papel del BNG en Galiza, es decir, tirar por la idea de ser un partido que pueda ser considerado, como Compromis, uno de centro izquierda, en confrontación con el PP, hacía, en cierta medida una renuncia nacional, en tanto que lo prudente y oportuno, con una mirada larga, es el que y luego el quien. Los contenidos, de defensa del fuero valenciano, por ejemplo, en el ámbito del derecho civil, el tema de la financiación, las infraestructuras, el puerto de valencia, la horta valenciana, es decir, la agricultura, hay muchísimos temas, y no sólo las autopistas que se vuelven autovías o los buitres en el aropuerto del Altet de Alicante, por la proximidad con un vertedero. Se sugiere la necesidad de la reflexión respecto a intentar cambiar la sociedad y el lugar del debate. Otros lo intentan, desde su ámbito ideológico. Por ejemplo VOX. Desde su odio al hecho autonómico, y sus ganas de eliminar todo el título octavo de la constitución. O ilegalizar partidos. Lo dicen sin rubor. Su amor por el café para todos del siglo XIX, la difusión de la provincia y la diputación provincial, no les gusta el del siglo XX, y por eso, por ejemplo, llaman provincia de Santander a la Comunidad de Cantabria. El problema estriba en que el Santander Mediterráneo, por ejemplo, fue un nido de chanchullos y corrupción, desde los tiempos de Primo de Rivera, incluso antes, cosa que casi nunca se dice, tratando en cambio de enfrentar con el Puerto de Bilbao, en un tiempo, ya los años 50 y 60 del siglo XX, cuando se paralizó definitivamente la obra, que se apostaba decididamente por el transporte por carretera, especialmente, en camiones. Hay que cambiar el foco, o por lo menos, ser honestos e intentarlo. Nunca desesperar, nunca rendirse.
Sin duda, claro está, para poder hacer lo que se le sugirió al Bloc y a Compromis con oportunidad de los presupuestos de 2018, los últimos aprobados en España hasta los presentes de 2021, a semejanza del PNV, capaz de negociar y pactar en Madrid a derecha e izquierda, primero planteando las condiciones a quien sea que esté en el gobierno en ese momento, y luego, ir capítulo a capítulo, defendiendo el programa electoral con el que obtuvieron sus escaños, la cosa debería cambiar de aires. Porque actualmente la ligazón respecto a Podemos, tangible o intangible, aún jalonada y trufada de dimes y diretes, posiciona al Bloc y a Compromis en un lado del espectro en la confrontación izquierdas derechas en el marco español y valenciano, cosa que no debiera considerarse jamás, sino aspirar a ser una fuerza central nacional valenciana, con interlocución en Madrid. Y ser capaz de pactar primero contenidos para Valencia, sea cual sea la institución en la que se opere. Primero el que, luego el quien. Eso sí, se necesita interlocución en el otro lado, para poder conectar en esa aspiración. ¿Se imaginan en claves de valencianismo político, siquiera de los de la extinta Unió Valenciana tanto al PP de la señora Bonig, siempre que el sagrado dedo de donde se haya ido a operar el nuevo PP de Casado después de, aparentemente, abandonar Genova 13? ¿Y a Toni Cantó le dejaría la siempre menguante cabecera de Arrimadas, surgida del anticatalanismo en el cinturón rojo de Barcelona tras pasar allá de 36 escaños a 6? Seguramente ese es un gran problema para la operatividad de esta circunstancia. Pero una cosa es ser complicado o difícil, y otra ni siquiera intentarlo. Siquiera para procurar evitar que el valencianismo político, como el regionalismo de derechas gallego, acabe nutriendo las filas del PP, como ocurría con Fraga, y como ocurre hoy con Feijoo. Aún cuando Feijoo se haya cargado ese regionalismo galleguista, con el defenestramiento simbólico de un tal Baltar. Este debate estratégico debiera ser palanca de transición y transformación del marco mental y práctico de la política valenciana, superando los 15 años de dominio estratégido del PSOE, hasta 1995, y posteriormente, del PP, como si fuera un cortijo andaluz, del que sacar agua a raudales, sin necesidad de dar satisfacción a promesa electoral alguna, pues, que más dá, seguirán votando a lo que diga Madrid. Sea a derecha o a izquierda.
Si el murciélago cae, y hace ruido, y despierta a toda la tropa, debe tomarse nota de la señal, pues hay moros por la costa. Y asedian el hecho nacional valenciano a diestra y siniestra. Ponerse de parte o de perfil sería un error, quizás hoy no visible, quizás no mañana, pero en un futuro … pues las consecuencias de dejarse llevar por los oropeles y los plumajes, fruslerías externas, sin contenido real, están bien presentes, con consecuencias en la vida diaria de la gente. Pero sin conexión aparente entre una cosa y otra, dejando llevar la nave a la zozobra, por lo menos desde el marco mediático y comunicativo. Recuerden que si el Cid, señor de Valencia, hubiera visto madurar a su hijo, aquel señorío independiente hubiera crecido sin la necesidad posterior de ser liberado de manos moras por Jaume I. Es historia ficción, lo sé. Pero es interesante plantearse contrafactuales para ejercitar las células grises. Pero la historia es la que es, y con ella operamos. Es el momento de estar atentos al aleteo del murciélago, y por donde cae. Y poder centrar la práctica y teoría política, respecto a para que y porqué se está en política, porque sino, pueden acabar quitándote la merienda los profesionales del engaño y la mentira. Y ante semejante desafío, lo importante es trayectoria, honestidad, transparencia, ser todo lo contrario a una veleta que aletea con el vigor y dirección del viento. Primero poner negro sobre claro el horizonte deseable, y luego ir jalonando el camino sobre baldosas amarillas con propuestas desde el pragmatismo, y luego viendo quien se quiere sumar a ese camino. Es largo, tortuoso y difícil. Pero el Bloc lo conoce, y debe transmitir ese legado a Compromis, como ancla para con el País Valenciá y su futuro en paz y libertad. Las ligazones cuasi matrimoniales, aunque sea a base de broncas periódicas, lastran ese potencial. ¿Es tarde para retomar la senda? Lo desconozco. Sirvan estas reflexiones sin un fin a la vista para poner en vigor y en valor el posible desafío de un valencianismo propio y sin renuncias, uno, que, dicho sea de paso, ya está en el libro “Política per a un país” con Enric Morera. President de les Corts Valencians. Y sobre esta piedra edificaré mi iglesia. Amén.