Si algo debe servir, desbrozando lo evanescente, temporal, el quien estaba donde, el quien llamó a quien y cuando, lo sucedido con lo de la reforma laboral, debería ser el haber visto las costuras, los estrechos límites del modelo de la Unión del Pueblo Navarro, la UPN. Sintomático es el hecho de poner en sordina el hecho de que no se sentían cómodos con los focos encima. Un problema, porque eso significa que las más de las veces pasan desapercibidos para el común de la canalla prensa. Que son los que, incluso hoy, transmiten la información al grueso de la población votante, también la de Navarra. Dejando de lado palmeros, redes sociales, ligadas a parte, que sacan cortes de sus intervenciones, jaleadas por el extremo derecho del hemiciclo del Congreso, un diputado, y más cuando su representación puede aspirar a ser la de un territorio, o de una mayoría de ellos, debiera estar bregados en el “fango” de la pelea, dialéctica, en comisión, enmiendas, pleno, siempre para cumplir con su pacto electoral, siempre al lado de sus electores. Pero no es el caso, porque hay apriorismos y limitantes, muy rígidos. Cuando se dice lo de Navarra foral y española. Floral más bien. Y española, muy española y mucho española. Ya ultrapuertos, otro día …
Dicen que lo importante es el fuero y no el huevo, y es verdad. Por eso es sustancialmente cierto que el sistema de convenio y aportación, hermano gemelo univitelino del sistema de concierto y cupo, del que se retroalimenta en ambos sentidos, permite la recaudación y la gestión, del sistema de la Hacienda. Federalismo en ingreso y gasto. Eso es muy importante. Otra cosa es que tener una herramienta no implique buen uso, y eso hay que ganárselo. Son dos cosas distintas. Pero ese desafío asumido implica que no hay red de seguridad externa. ¿Porqué la salida de Cuba de las españas que las independencias de comienzo de siglo XIX? Porque era un pulmón externo de la economía de Catalunya, que era, en buena medida, la de España, y era todo lo que le quedaba, tras las convulsiones del siglo. Las circunstancias tienen sus explicaciones, siempre que se quiera ir al elemento sustancial. Lo mismo que decir que otras empresas de automóvil pudieron recalar en Navarra, y se fueron, por ejemplo, a Vigo. Y la Volkswagen en Landaben es el único gran pulmón económico de Navarra. Trabajo hay. Para cualquier regionalista de pro, para cualquier nacionalista de bien. Otra cosa es remar en la misma dirección.
Politizar está bien, porque políticos somos todos. Derechos civiles y políticos, garantizados por la constitución (esa que tuvo apenas un poquito más del 50% del censo de voto favorable en el referéndum del 6 de diciembre de 1978), el amejoramiento del fuero, que nadie votó (artículo 2 habla de nacionalidades, cuyo estatuto se somete a votación, y regiones, donde no hace falta) en referéndum y otras leyes y normativas de derechos humanos. Otra cosa es convertir una legítima lucha política en asuntos de triste partidismo. Es decir, convertir un asunto no en lo sustancial, lo de fondo, el caramelo, sino jugar con el envoltorio. No quiero favorecer al PSOE, que lidera con Geroa Bai y el apoyo externo de eHBildu, en Navarra. Pero acaban votando NO con eHBildu a la reforma laboral, y eso no molesta, porque es para intentar tumbar una proposición del gobierno que eHBildu apoyó. Una gente que, incluso no siendo necesario, se abstuvo en la investidura de la mayoría absoluta de M. Rajoy de fines de 2011. Todo muy claro, por supuesto. Lo importante debiera ser el que, el contenido. Como los partidos regionales, provinciales, que han empezado a proliferar en las españas, porque se han cansado de las franquicias políticas, donde los caldos grandes de población, tipo Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Sevilla, con posibles para sacar escaños de los partidos con sede en Madrid, no les escuchan sus necesidades e intereses, ni con los diputados particulares que no tenían, ni dentro de las estructuras de los partidos franquicias que si los tenían. Se han cansado, y ahora les da igual con derecha o con izquierda, quieren resultados. Quieren programa, el suyo, el de su gente, y quieren que alguien lo haga realidad, el que tenga la mayoría. Y eso es lo contrario de una UPN que en Navarra regala escaños a unos jíbaros PP y Cs, que sólos no tendrían nada, hasta el punto de que la líder del PP en Navarra es diputada por Madrid. Y para Navarra, en Madrid, apuestan, precisamente, por adherirse al PP en pacto preelectoral, lo cual dista enormemente de un regionalismo sin apriorismos como el del Partido Regionalista de Cantabria, que entre 1995 y 2003 gobernó con el PP, y entre 2003 y 2011 lo hizo con el PSOE, antes de la marea azul que barrió España en ese año. Y va a Madrid con un diputado y con un senador con el único anclaje en sus votantes, con el único compromiso del generado con los ciudadanos de Cantabria, región cántabra, nación española. Todo el mundo sabe lo que son y donde están, y son libres. No como otros.
Navarra necesita y merece un liderazgo claro, donde el españolismo no sea obligatorio, donde la libertad sea un valor de vital importancia, donde la confianza en la palabra dada signifique algo. Navarra debe vivir en un mundo donde se genere economía, se impulse la libertad de empresa, donde el mercado lo hacen personas libres e iguales, donde se pueda vivir y convivir, donde se generen dineros para construir políticas públicas. Y en se camino sustentado en la capacidad de autogobierno, donde el fuero, la foralidad, sólo se puede renovar dentro de las instituciones del fuero, en la propia Navarra, donde el convenio y la aportación otorgan la sangre que fluye por el circuíto, esa Navarra viva, que exige compromiso con el mañana, encuentra en la UPN que prefiere antes demostrar su debilidad interna porque tiembla cuando pueden poner en duda dialéctica la españolidad de sus representantes siempre que se salgan un ápice lo que aquellos dicen que es lo que uno debe ser, hacer, sentir y pensar para ser un español de bien. Como si hubiera una sóla categoría, un sólo rubro, un sólo perfil. Blanco y Negro. Que ponen por bandera la lucha partidista con alguien y contra otro en el terreno del Madrid político mucho antes que obtener beneficios para sus votantes, cumpliendo con el programa con el que se presentaron. Y bendecir la mano que lo permita, con independencia de quien esa esa mano. Por eso UPN no sirve.
Tal vez algunos, como en otros territorios, en otras circunstancias, tengan la tentación de pasar al PP, como ocurrió con la ruptura del pacto de hierro entre UPN y PP, antes de que el reflujo lo reconduciera posteriormente. Incluso puede que alguno pase directamente a Vox, en primera instancia, o con estaciones intermedias de paso. Son libres de hacer lo que consideren. Yo apelo a aquellos que sientan desde UPN que Navarra es lo primero, porque los navarros merecen alguien que piense sólo en ellos y en su futuro, que no piensen en otras cosas de fuera, más que el derecho y el deber de ser una realidad política y electoral, sin apriorismos, sin peajes ni servidumbres. Con una concepción foral en todo su explendor. Esa gente, merece quitarse la venda de los ojos. Sin cambiar un ápice su pensamiento, quedando avergonzados del espectáculo o esperpento de lo sucedido con Adanero, Sayas, el liderazgo de UPN, tienen otras opciones. Una es refundar un partido sin servidumbres. Bien dentro de la propia UPN, o bien otro partido sólo navarro, auténticamente regionalista y navarrista. Y otra, por supuesto, es afiliarse al Partido Nacionalista Vasco, quien, dicho sea de paso, es el origen de la actual bandera de Navarra, creada en 1910 y que fue objeto de represalias a algún que otro concejal jeltzale por su exhibición en el balcón de su ayuntamiento durante la dictadura de Primo de Rivera. Una propuesta foral, foral y foral. Y de Navarra, de toda la vida. Opciones hay. La pelota, como en el Osasuna fundado, también, por el alcalde Fortunato Aguirre, está en su tejado. Elijan, sin miedo, con pasión. Pasión foral. Por Navarra, el fuero, y la humanidad.
Arabatik 