Laura Mientegi ha decidido «por motivos personales» abandonar el Parlamento Vasco en unas fechas próximas a la decapitación, hace 2 años, y por mandato de los comandantes de la autodenominada Izquierda y por añadidura Abertzale, a quien, no vamos a engañarnos, siempre ha sido Herri Batasuna, y ahora tiene como su marca nítida a Sortu, con el intermediario de Patxi Zabaleta, el hijo pródigo que se plegó a aquellos amos de los que un día se rebeló, y que aún siempre será llamado el «traidor» como fueron los casos de Aintzane Ezenarro, Oxel Erostarbe y Mikel Basabe, martires de la causa de la libertad y la defensa de las ideas propias de una Aralar que murió bajo las botas de un suicidio asistido. No fueron los únicos. Ahora los llamados «tibios» y los acompañantes empiezan a estar de más. Los comandantes creen con razones fundadas que esa legalización, que no olvidemos que sin EAJ no hubiera sido posible, eligiendo entonces el mal menor, su presencia institucional, al mal mayor, mayorías artificiales del tripartito PP, PSOE y UPyD en casi todas las instituciones de nuestro país. Ya hace un tiempo Laura Mientegi dejó de ser portavóz en el Parlamento Vasco, para dejar paso a Asier Arraiz, presidente de Sortu, que a su vez, le tiene el sitio a Arnaldo Otegi, secretario general de Sortu. Con la dimisión, forzada, sin duda, de Laura, entrará, previsiblemente, la componente de la vieja guardia, Jone Goirizelaia, próxima en la lista electoral presentada en las elecciones del 25 de octubre de 2012. De esta manera se confirma que los pata negra, los líderes de Herri Batasuna son los que mandan, y quieren a su gente al control de la situación, no sólo en Sortu, sino en eHBildu (incluyendo Amaiur). Así son las cosas. Y para esto sirve el periodo vacacional. Como hace, por otro lado, el PP de Mariano Rajoy, Cospedal y Soraya Saenz de Santamaría. Y es que los extremos, efectivamente, se tocan.
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